Buenas tardes mis queridos hermanos: espero y ruego por que estéis bien.
Delante del Sagrario os tengo a todos presente, en particular a los que vivís solos, estáis enfermos o pasáis por alguna dificultad especial.
Aunque los bancos del templo están vacíos, siento vuestra presencia como una sola familia espiritual por el misterio de la comunión de los santos.
No dejemos de rezar unos por otros siempre, pero especialmente ahora: para que el mundo escuche esta Palabra poderosa que Dios nos dirige llamándonos a conversión.
Cobijémonos al Amparo de la Virgen María y a la sombra de la Cruz, árbol de la Vida, que ha querido presidir providencialmente el retablo de nuestra parroquia con el Cristo de la Sed en esta CUaresma tan especial.
Rezo por todos vosotros y vuestras familias.
Cuidaos mucho.
Que Jesús y María os guarden sanos de cuerpo y alma.
P. Ángel Sánchez Solís