¿Pagano o cristiano? La verdad sobre el carnaval

¿De dónde viene el carnaval? Varios autores explican que el nombre carnaval viene del latín: “carne vale”, es decir, “adiós carne” o “despedida de la carne”.

Eso significa que en el carnaval el consumo de carne era considerado lícito por última vez antes de los días de ayuno cuaresmal. Otros estudiosos recurren a la expresión “carnem levare”, suspender o retirar la carne.

Algunos etimologistas explican el origen pagano del carnaval: los griegos y romanos acostumbraban a hacer una procesión con un barco (o nave), dedicado al dios Dionisio o Baco, el dios del vino, fiesta que llamaban en latín “currus navalis” (nave carruaje), de donde habría venido la forma carnaval.

No es fácil saber el origen real del nombre…

Un poco de historia

Fiestas semejantes se llevaban a cabo al inicio del año nuevo civil (enero) o al acercarse la primavera, en la despedida del invierno. Eran fiestas religiosas, dentro de la concepción pagana y la mitología.

Por ejemplo, para expresar la cancelación de las culpas pasadas se escenificaba la muerte de un muñeco que, después de haber hecho su testamento, era quemado o destruido.

En algunos lugares había la confesión pública de los vicios, lo que muchas veces se volvía algo teatral, como por ejemplo, el cómico arlequín que, antes de entregarse a la muerte, confesaba sus pecados y los de los demás.

Todo esto se hacía con máscaras, fantasías, cortejos, piezas de teatro, etc. Las religiones llamadas “de misterios” provenientes de Oriente y muy difundidas en el Imperio Romano, contribuyeron a esas festividades carnavalescas.

Estas tomaron el nombre de “pompas bacanales” o “saturnalia” o “lupercalia”.

Pero como esas fiestas perturbaban el orden público, el Senado Romano, en el siglo II a. C., resolvió combatir los bacanales y a sus adeptos, acusados de graves ofensas contra la moralidad y contra el Estado.

Esas festividades populares se llevaban a cabo el día 25 de diciembre (día en que los paganos celebraban Mitra – o el Sol Invictus) o el día 1º de enero (comienzo del año nuevo), o en otras fechas religiosas paganas.

El cristianismo entra en acción

Cuando el cristianismo surgió, encontró esas costumbres paganas. 

Entonces los misioneros intentaron cristianizarlas. Como indicaba san Gregorio Magno, se trataba de sustituir esas prácticas supersticiosas y mitológicas por otras cristianas (Navidad, Epifanía del Señor o la Purificación de María, llamada “Fiesta de la Candelaria”, en vez de los mitos paganos celebrados el 25 de diciembre, el 6 de enero o el 2 de febrero).

Finalmente, esas festividades paganas del carnaval quedaron sólo en los tres días que preceden al Miércoles de Ceniza.

La Iglesia intentó también incentivar los retiros espirituales y la “Adoración de las Cuarenta Horas” en los días anteriores al Miércoles de Ceniza. Hoy hay numerosas reflexiones y encuentros religiosos.

Cuando el Carnaval se reduce a placer

Sin embargo, el carnaval, sobre todo en Brasil, “derivó” a la disolución de las costumbres. En los bailes y las escuelas de samba predominan el nudismo y toda especie de erotismo.

Los mismos gobiernos estimulan ese libertinaje con una amplia distribución de “preservativos”, para que los fiesteros disfruten tranquilamente sin peligro de contaminación.

Las consecuencias del sexo vivido fuera del matrimonio son terribles: familias destruidas, padres y madres (jóvenes) solteros; hijos muchas veces abandonados, o en orfanatos, y hoy muchos niños “huérfanos de padres vivos”.

Si ese es el único carnaval que se nos ofrece, mejor aprovechar esos días libres para descansar, rezar, estar con la familia y prepararse para el inicio de la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza. La verdadera alegría es la satisfacción del alma.

Fuente: Aleteia.org